Muchos de los virus informáticos y otro software malintencionado más habituales se propagan a
través de datos adjuntos de correo electrónico, es decir, a través de los datos que se envían
junto con los mensajes de correo electrónico. Si un archivo adjunto a un mensaje de correo
electrónico contiene un virus, normalmente se inicia al abrirlo (generalmente con un doble clic
en el icono de dicho dato).
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